sábado, 28 de noviembre de 2015

Fwd: Investig’Action rend hommage (Newsletter 27.11.2015) Réf : 101495


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From: Michel Collon - Investig'Action <no-reply@investigaction.org>
Date: 2015-11-28 6:25 GMT-05:00
Subject: Investig'Action rend hommage (Newsletter 27.11.2015) Réf : 101495
To: luismiguel1952@gmail.com


 
 
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miércoles, 25 de noviembre de 2015

Fwd: Hoy y Siempre: Verdad y Dificultades, LAS CINCO DIFICULTADES PARA DECIR LA VERDAD por Bertolt Brecht


---------- Mensaje reenviado ----------
De: Colectivo Perú Integral <cperuintegral@gmail.com>
Fecha: 25 de noviembre de 2015, 7:31
Asunto: Hoy y Siempre: Verdad y Dificultades, LAS CINCO DIFICULTADES PARA DECIR LA VERDAD por Bertolt Brecht
Para:


Hoy y Siempre: Verdad y Dificultades

 

LAS CINCO DIFICULTADES

PARA DECIR LA VERDAD

 

Bertolt Brecht

1934

El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad tendrá que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendrá que tener el valor de escribir la verdad aunque se la desfigure por doquier; la inteligencia necesaria para descubrirla; el arte de hacerla manejable como un arma; el discernimiento indispensable para difundirla. Tales dificultades son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero también para los exiliados y los expulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.

1. El valor de escribir la verdad

Para mucha gente es evidente que el escritor deba escribir la verdad, es decir, no debe rechazarla, ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos; no debe engañar a los débiles. Pero es difícil resistir a los poderosos y muy provechoso engañar a los débiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario.

Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello, se necesita mucho valor. Cuando impera la represión más feroz gusta hablar de cosas grandes y nobles. Es entonces cuando se necesita valor para hablar de las cosas pequeñas y vulgares, como la alimentación y la vivienda de los obreros. Por doquier aparece la consigna: "No hay pasión más noble que el amor al sacrificio".

En lugar de entonar ditirambos sobre el campesino hay que hablar de máquinas y de abonos que facilitarían el trabajo que se ensalza. Cuando se clama por todas las antenas que el hombre inculto e ignorante es mejor que el hombre cultivado e instruido, hay que tener valor para plantearse el interrogante: ¿mejor para quién?

Cuando se habla de razas perfectas y razas imperfectas, el valor está en decir: ¿es que el hambre, la ignorancia y la guerra no crean taras? También se necesita valor para decir la verdad sobre sí mismo cuando se es un vencido. Muchos perseguidos pierden la facultad de reconocer sus errores, la persecución les parece la injusticia suprema; los verdugos persiguen, luego son malos; las víctimas se consideran perseguidas por su bondad. En realidad esa bondad ha sido vencida. Por consiguiente, era una bondad débil e impropia, una bondad incierta, pues no es justo pensar que la bondad implica la debilidad, como la lluvia la humedad. Decir que los buenos fueron vencidos no porque eran buenos sino porque eran débiles requiere cierto valor.

Escribir la verdad es luchar contra la mentira, pero la verdad no debe ser algo general, elevado y ambiguo, pues son estas las brechas por donde se desliza la mentira. El mentiroso se reconoce por su afición a las generalidades, como el hombre verídico por su vocación a las cosas prácticas, reales, tangibles. No se necesita un gran valor para deplorar en general la maldad del mundo y el triunfo de la brutalidad ni para anunciar con estruendo el triunfo del espíritu en países donde éste es todavía concebible. Muchos se creen apuntados por cañones cuando solamente gemelos de teatro se orientan hacia ellos. Formulan reclamaciones generales en un mundo de amigos inofensivos y reclaman una justicia general por la que no han combatido nunca. También reclaman una libertad general: la de seguir percibiendo su parte habitual del botín. En síntesis, sólo admiten una verdad: la que les suena bien.

Pero si la verdad se presenta bajo una forma seca, en cifras y en hechos, y exige ser confirmada, ya no sabrán qué hacer. Tal verdad no les exalta. Del hombre veraz sólo tienen la apariencia. Su gran desgracia es que no conocen la verdad.

2. La inteligencia necesaria para descubrir la verdad

Tampoco es fácil descubrir la verdad. Por lo menos la que es fecunda. Así, según opinión general, los grandes Estados caen uno tras otro en la barbarie extrema. Una guerra intestina que se desarrolla implacablemente puede degenerar en cualquier momento en un conflicto generalizado que convertiría nuestro continente en un montón de ruinas. Evidentemente, se trata de verdades. No puede negarse que llueve hacia abajo: numerosos poetas escriben verdades de este género. Son como el pintor que cubría de frescos las paredes de un barco que se estaba hundiendo. El haber resuelto nuestra primera dificultad les procura una cierta dificultad de conciencia. Es cierto que no se dejan engañar por los poderosos, pero ¿escuchan los gritos de los torturados? No; pintan imágenes. Esta actitud absurda les sume en un profundo desconcierto, del que no dejan de sacar provecho; en su lugar otros buscarían las causas. No crea que es cosa fácil distinguir sus verdades de las vulgaridades referentes a la lluvia; al principio parecen importantes, pues la operación artística consiste precisamente en dar importancia a algo, pero hay que mirar la cosa de cerca: se darán cuenta de que no dejan de decir: no puede impedirse que llueva hacia abajo.

También, están los que por falta de conocimientos no llegan a la verdad y, sin embargo, distinguen las tareas urgentes y no temen a los poderosos ni a la miseria. Pero viven de antiguas supersticiones, de axiomas célebres a veces muy bellos. Para ellos el mundo es demasiado complicado: se contentan con conocer los hechos e ignorar las relaciones que existen entre ellos.

Me permito decir a todos los escritores de esta época confusa y rica en transformaciones que hay que conocer el materialismo dialéctico, la economía y la historia. Tales conocimientos se adquieren en los libros y en la práctica si no falta la necesaria aplicación. Es muy sencillo descubrir fragmentos de verdad e, incluso, verdades enteras. El que busca necesita un método, pero puede encontrarse sin método, o sin objeto que buscar, inclusive. Sin embargo, ciertos procedimientos pueden dificultar la explicación de la verdad: los que la lean serán incapaces de transformar esa verdad en acción. Los escritores que se contentan con acumular pequeños hechos no sirven para hacer manejables las cosas de este mundo. Pues bien, la verdad no tiene otra ambición. Por consiguiente, esos escritores no están a la altura de su misión.

3. El arte de hacer la verdad manejable como arma

La verdad debe decirse pensando en sus consecuencias sobre la conducta de los que la reciben.

Hay verdades sin consecuencias prácticas; por ejemplo, esa opinión tan extendida sobre la barbarie: el fascismo sería debido a una oleada de barbarie que se ha abatido sobre varios países, como una plaga natural. Así, al lado y por encima del capitalismo y del socialismo habría nacido una tercera fuerza: el fascismo. Para mí, el fascismo es una fase histérica del capitalismo y, por consiguiente, algo muy nuevo y muy viejo. En un país fascista, el capitalismo existe solamente como fascismo. Combatirlo es combatir el capitalismo, bajo su forma más cruda, más insolente, más opresiva, más engañosa.

Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo -que se condena- si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.

Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.

Los demócratas burgueses condenan con énfasis los métodos bárbaros de sus vecinos, y sus acusaciones impresionan tanto a sus auditorios que éstos olvidan que tales métodos se practican también en sus propios países.

Ciertos países logran todavía conservar sus formas de propiedad gracias a medios menos violentos que otros. Sin embargo, los monopolios capitalistas originan por doquier condiciones bárbaras en las fábricas, en las minas y en los campos. Pero mientras que las democracias burguesas garantizan a los capitalistas, sin el recurso de la violencia, la posesión de los medios de producción, la barbarie se reconoce en que los monopolios sólo pueden ser defendidos por la violencia declarada.

Ciertos países no tienen necesidad, para mantener sus monopolios bárbaros, de destruir la legalidad instituida, ni su confort cultural (filosofía, arte, literatura); de ahí que acepten perfectamente escuchar a los exiliados alemanes estigmatizar su propio régimen por haber destruido esas comodidades. A sus ojos es un argumento suplementario en favor de la guerra.

¿Puede decirse que respetan la verdad los que gritan: "Guerra sin cuartel a Alemania, que es hoy la verdadera patria del mal, la oficina del infierno, el trono del anticristo"? No. Los que así gritan son tontos, impotentes gentes peligrosas. Sus discursos tienden a la destrucción de un país, de un país entero con todos sus habitantes, pues los gases asfixiantes no perdonan a los inocentes.

Los que ignoran la verdad se expresan de un modo superficial, general e impreciso. Peroran sobre el "alemán", estigmatizan el "mal", y sus auditorios se interrogan: ¿debemos dejar de ser alemanes? ¿Bastará con que seamos buenos para que el infierno desaparezca? Cuando manejan sus tópicos sobre la barbarie salida de la barbarie resultan impotentes para suscitar la acción. En realidad no se dirigen a nadie. Para terminar con la barbarie se contentan con predicar la mejora de las costumbres mediante el desarrollo de la cultura. Eso equivale a limitarse a aislar algunos eslabones en la cadena de las causas y a considerar como potencias irremediables ciertas fuerzas determinantes, mientras que se dejan en la oscuridad las fuerzas que preparan las catástrofes. Un poco de luz y los verdaderos responsables de las catástrofes aparecen claramente: los hombres.

Vivimos una época en que el destino del hombre es el hombre.

El fascismo no es una plaga que tendría su origen en la "naturaleza" del hombre. Por lo demás, es un modo de presentar las catástrofes naturales que restituyen al hombre su dignidad porque se dirigen a su fuerza combativa.

El que quiera describir el fascismo y la guerra -grandes desgracias, pero no calamidades "naturales"- debe hablar un lenguaje práctico: mostrar que esas desgracias son un efecto de la lucha de clases; poseedores de medios de producción contra masas obreras. Para presentar verídicamente un estado de cosas nefasto, mostrar que tiene causas remediables. Cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, es posible combatirla.

4. Cómo saber a quién confiar la verdad

Un hábito secular, propio del comercio de la cosa escrita, hace que el escritor no se ocupe de la difusión de sus obras. Se figura que su editor, u otro intermediario, las distribuye a todo el mundo, y se dice: yo hablo y los que quieren entenderme me entienden. En la realidad, el escritor habla y los que pueden pagar le entienden. Sus palabras jamás llegan a todos, y los que las escuchan no quieren entenderlo todo.

Sobre esto se han dicho ya muchas cosas, pero no las suficientes. Transformar la "acción de escribir a alguien" en "acto de escribir" es algo que me parece grave y nocivo. La verdad no puede ser simplemente escrita; hay que escribirla a alguien. A alguien que sepa utilizarla. Los escritores y los lectores descubren juntos la verdad.

Para ser revelado, el bien sólo necesita ser bien escuchado, pero la verdad debe ser dicha con astucia y comprendida del mismo modo. Para nosotros, escritores, es importante saber a quién la decimos y quién nos la dice; a los que viven en condiciones intolerables debemos decirles la verdad sobre esas condiciones, y esa verdad debe venirnos de ellos. No nos dirijamos solamente a las gentes de un solo sector: hay otros que evolucionan y se hacen susceptibles de entendernos. Hasta los verdugos son accesibles, con tal que comiencen a temer por sus vidas. Los campesinos de Baviera, que se oponían a todo cambio de régimen, se hicieron permeables a las ideas revolucionarias cuando vieron que sus hijos, al volver de una larga guerra, quedaban reducidos al paro forzoso.

La verdad tiene un tono. Nuestro deber es encontrarlo. Ordinariamente se adopta un tono suave y dolorido: "yo soy incapaz de hacer daño a una mosca". Esto tiene la virtud de hundir en la miseria a quien lo escucha. No trataremos como enemigos a quienes emplean este tono, pero no podrán ser nuestros compañeros de lucha. La verdad es de naturaleza guerrera, y no sólo es enemiga de la mentira, sino de los embusteros.

5. Proceder con astucia para difundir la verdad

Orgullosos de su valor para escribir la verdad, contentos de haberla descubierto, cansados sin duda de los esfuerzos que supone el hacerla operante, algunos esperan impacientes que sus lectores la disciernan. De ahí que les parezca vano proceder con astucia para difundir la verdad.

Confucio alteró el texto de un viejo almanaque popular cambiando algunas palabras: en lugar de escribir "el maestro Kun hizo matar al filósofo Wan", escribió: "el maestro Kun hizo asesinar al filósofo Wan". En el pasaje donde se hablaba de la muerte del tirano Sundso, "muerto en un atentado", reemplazó la palabra "muerto" por "ejecutado", abriendo la vía a una nueva concepción de la historia.

El que en la actualidad reemplaza "pueblo" por "población", y "tierra" por "propiedad rural", se niega ya a acreditar algunas mentiras, privando a algunas palabras de su magia. La palabra "pueblo" implica una unidad fundada en intereses comunes; sólo habría que emplearla en plural, puesto que únicamente existen "intereses comunes" entre varios pueblos. La "población" de una misma región tiene intereses diversos e incluso antagónicos. Esta verdad no debe ser olvidada. Del mismo modo, el que dice "la tierra", personificando sus encantos, extasiándose ante su perfume y su colorido, favorece las mentiras de la clase dominante. Al fin y al cabo, ¡qué importa la fecundidad de la tierra, el amor del hombre por ella y su infatigable ardor al trabajarla!: lo que importa es el precio del trigo y el precio del trabajo. El que saca provecho de la tierra no es nunca el que recoge el trigo y "el gesto augusto del sembrador" no se cotiza en Bolsa. El término justo es "propiedad rural".

Cuando reina la opresión, no hablemos de "disciplina", sino de "sumisión" pues la disciplina excluye la existencia de una clase dominante. Del mismo modo, el vocablo "dignidad" vale más que la palabra "honor", pues tiene más en cuenta al hombre. Todos sabemos qué clase de gente se precipita para tener la ventaja de defender el "honor" de un pueblo, y con qué liberalidad los ricos distribuyen el "honor" a los que trabajan para enriquecerlos.

La astucia de Confucio es utilizable también en nuestros días, también la de Tomás Moro. Este último describió un país utópico idéntico a la Inglaterra de aquella época, pero en el que las injusticias se presentaban como costumbres admitidas por todo el mundo. Cuando Lenin, perseguido por la policía del Zar, quiso dar una idea de la explotación de Sajalín por la burguesía rusa, sustituyó Rusia por Japón y Sajalín por Corea. La identidad de las dos burguesías era evidente, pero como Rusia estaba en guerra con Japón la censura dejó pasar el trabajo de Lenin.

Hay una infinidad de astucias posibles para engañar a un Estado receloso. Voltaire luchó contra las supersticiones religiosas de su tiempo escribiendo la historia galante de "La Doncella de Orleans": describiendo en un bello estilo aventuras galantes sacadas de la vida de los grandes. Voltaire llevó a éstos a abandonar la religión (que hasta entonces tenían por caución de su vida disoluta). De repente, se hicieron los propagadores celosos de las obras de Voltaire y ridiculizaron a la policía que defendía sus privilegios. La actitud de los grandes permitió la difusión ilícita de las ideas del escritor entre el público burgués, hacia el que precisamente apuntaba Voltaire.

Decía Lucrecio que contaba con la belleza de sus versos para la propagación de su ateísmo epicúreo. Las virtudes literarias de una obra pueden favorecer su difusión clandestina, pero hay que reconocer que a veces suscitan múltiples sospechas. De ahí, la necesidad de descuidarlas deliberadamente en ciertas ocasiones. Tal sería el caso, por ejemplo, si se introdujera en una novela policíaca -género literario desacreditado- la descripción de condiciones sociales intolerables. A mi modo de ver, esto justificaría completamente la novela policíaca.

En la obra de Shakespeare puede encontrarse un modelo de verdad propagada por la astucia: el discurso de Antonio ante el cadáver de César. Afirmando constantemente la respetabilidad de Bruto, cuenta su crimen, y la pintura que hace de él es mucho más aleccionadora que la del criminal. Dejándose dominar por los hechos, Antonio saca de ellos su fuerza de convicción mucho más que de su propio juicio. Jonathan Swift propuso en un panfleto que los niños de los pobres fueran puestos a la venta en las carnicerías para que reinara la abundancia en el país. Después de efectuar cálculos minuciosos, el célebre escritor probó que podrían realizarse economías importantes llevando la lógica hasta el fin. Swift jugaba al monstruo. Defendía con pasión absolutista algo que odiaba. Era una manera de denunciar la ignominia. Cualquiera podía encontrar una solución más sensata que la suya o, al menos, más humana, sobre todo, aquellos que no habían comprendido a dónde conducía este tipo de razonamiento.

Militar a favor del pensamiento, sea cual fuere la forma que éste adopte, sirve la causa de los oprimidos. En efecto, los gobernantes al servicio de los explotadores consideran el pensamiento como algo despreciable. Para ellos, lo que es útil para los pobres es pobre. La obsesión que estos últimos tienen por comer, por satisfacer su hambre, es baja. Es bajo menospreciar los honores militares cuando se goza de este favor inestimable: batirse por un país cuando se muere de hambre.

Es bajo dudar de un jefe que os conduce a la desgracia. El horror al trabajo que no alimenta al que lo efectúa es asimismo una cosa baja, y baja también la protesta contra la locura que se impone y la indiferencia por una familia que no aporta nada. Se suele tratar a los hambrientos como gentes voraces y sin ideal, de cobardes a los que no tienen confianza en sus opresores, de derrotistas a los que no creen en la fuerza, de vagos a los que pretenden ser pagados por trabajar, etcétera. Bajo semejante régimen, pensar es una actividad sospechosa y desacreditada. ¿Dónde ir para aprender a pensar? A todos los lugares donde impera la represión.

Sin embargo, el pensamiento triunfa todavía en ciertos dominios en que resulta indispensable para la dictadura, en el arte de la guerra, por ejemplo, y en la utilización de las técnicas. Resulta indispensable pensar para remediar, mediante la invención de tejidos "ersatz", la penuria de lana. Para explicar la mala calidad de los productos alimenticios o la militarización de la juventud no es posible renunciar al pensamiento. Pero recurriendo a la astucia puede evitarse el elogio de la guerra, al que nos incitan los nuevos maestros del pensamiento. Así, la cuestión ¿cómo orientar la guerra? lleva a la pregunta: ¿vale la pena hacer la guerra? Lo que equivale a preguntar: ¿cómo evitar la guerra inútil? Evidentemente, no es fácil plantear esta cuestión en público hoy. Pero ¿quiere decir esto que haya que renunciar a dar eficacia a la ver dad? Evidentemente no.

Si en nuestra época es posible que un sistema de opresión permita a una minoría explotar a la mayoría, la razón reside en una cierta complicidad de la población, complicidad que se extiende a todos los dominios. Una complicidad análoga, pero orientada en sentido contrario, puede arruinar el sistema. Por ejemplo, los descubrimientos biológicos de Darwin eran susceptibles de poner en peligro todo el sistema, pero solamente la Iglesia se inquietó. La policía no veía en ello nada nocivo.

Los últimos descubrimientos físicos implican consecuencias de orden filosófico que podrían poner en tela de juicio los dogmas irracionales que utiliza la opresión. Las investigaciones de Hegel en el dominio de la lógica facilitaron a los clásicos de la revolución proletaria, Marx y Lenin, métodos de un valor inestimable. Las ciencias son solidarias entre sí, pero su desarrollo es desigual según los dominios; el Estado es incapaz de controlarlos todos. Así, los pioneros de la verdad pueden encontrar terrenos de investigación relativamente poco vigilados. Lo importante es enseñar el buen método, que exige que se interrogue a toda cosa a propósito de sus caracteres transitorios y variables. Los dirigentes odian las transformaciones: desearían que todo permaneciese inmóvil, de ser posible durante un milenio: que la Luna se detuviera y el Sol interrumpiera su carrera. Entonces, nadie tendría hambre ni reclamaría alimentos. Nadie respondería cuando ellos abrieran fuego; su salva sería necesariamente la última.

Subrayar el carácter transitorio de las cosas equivale a ayudar a los oprimidos. No olvidemos jamás recordar al vencedor que toda situación contiene una contradicción susceptible de tomar vastas proporciones. Semejante método -la dialéctica, ciencia del movimiento de las cosas- puede ser aplicado al examen de materias como Biología y Química, que escapan al control de los poderosos, pero nada impide que se aplique al estudio de la familia; no se corre el riesgo de suscitar la atención. Cada cosa depende de una infinidad de otras que cambian sin cesar; esta verdad es peligrosa para las dictaduras. Pues bien, hay mil maneras de utilizarla en las mismas narices de la policía. Los gobernantes que conducen a los hombres a la miseria quieren evitar a todo precio que, en la miseria, se piense en el gobierno. De ahí que hablen de destino. Es al destino, y no al gobierno, al que atribuyen la responsabilidad de las deficiencias del régimen. Y si alguien pretende llegar a las causas de estas insuficiencias, se le detiene antes de que llegue al gobierno.

En general, es posible reclinar los lugares comunes sobre el Destino y demostrar que el hombre se forja su propio destino. Ahí está el ejemplo de esa granja islandesa sobre la que pesaba una maldición. La mujer se había arrojado al agua, el hombre se había ahorcado. Un día, el hijo se casó con una joven que aportaba como dote algunas hectáreas de tierra. De golpe, se acabó la maldición. En la aldea se interpretó el acontecimiento de diversos modos. Unos lo atribuyeron al natural alegre de la joven; otros, a la dote, que permitía, al fin, a los propietarios de la granja comenzar sobre nuevas bases. Incluso, un poeta que describe un paisaje puede servir a la causa de los oprimidos si incluye en la descripción algún detalle relacionado con el trabajo de los hombres.

En resumen: importa emplear la astucia para difundir la verdad.

Conclusión

La gran verdad de nuestra época -conocerla no es todo, pero ignorarla equivale a impedir el descubrimiento de cualquier otra verdad importante- es ésta: nuestro continente se hunde en la barbarie porque la propiedad privada de los medios de producción se mantiene por la violencia. ¿De qué sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qué?

Los que torturan lo hacen por conservar la propiedad privada de los medios de producción. Ciertamente, esta afirmación nos hará perder muchos amigos: todos los que, estigmatizando la tortura, creen que no es indispensable para el mantenimiento de las formas actuales de propiedad.

Digamos la verdad sobre las condiciones bárbaras que reinan en nuestro país; así será posible suprimirlas, es decir, cambiar las actuales relaciones de producción.

Digámoslo a los que sufren del statu quo y que, por consiguiente, tienen más interés en que se modifique: a los trabajadores, a los aliados posibles de la clase obrera, a los que colaboran en este estado de cosas sin poseer los medios de producción.

Bertolt Brecht

1934

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25 de noviembre de 2015

 

 

 




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Fwd: 24 de noviembre. Un libro que es llama votiva. Plumas maestras de Ancash: escritores y aedos. / 25 de noviembre. 7 pm. Premio Palabra en Libertad.


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De: <dsanchezlihon@aol.com>
Fecha: 25 de noviembre de 2015, 0:13
Asunto: 24 de noviembre. Un libro que es llama votiva. Plumas maestras de Ancash: escritores y aedos. / 25 de noviembre. 7 pm. Premio Palabra en Libertad.
Para:


 
 
 
 
 
 
    
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2015 AÑO
DE LA DEFENSA DE LA VIDA
Y DEL PLANETA TIERRA
 
NOVIEMBRE, MES DE LA GESTA
DE TUPAC AMARU; LOS DERECHOS
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CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL
 
*****
 
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
PREMIO
PALABRA EN LIBERTAD
PERÚ
 
OTORGADO A:
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
SOCIEDAD LITERARIA
AMANTES DEL PAÍS
 
CEREMONIA
25 DE NOVIEMBRE 2015  7.00 pm.
CLUB SOCIAL MIRAFLORES
Malecón de la Reserva 535. Miraflores
Lima. Perú. Ingreso libre,
se agradece su gentil asistencia
 
*****
 
PARTICIPACIÓN
EN LA I FERIA DEL LIBRO
DE LA CIUDAD DE MOYOBAMBA
DEPARTAMENTO DE SAN MARTÍN
 
CONFERENCIA:
SIGNIFICADO Y TRASCENDENCIA
DE FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS
 
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
27 AL 28 DE NOVIEMBRE
PLAZA DE ARMAS DE MOYOBAMBA
 
*****
 
GEORGETTE
EN NUESTRO RECUERDO
Y GRATITUD
 
VIERNES 4 DE DICIEMBRE.
6.30 PM.
 
PROGRAMA
 
1. Saludo y bienvenida de
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra
 
2. Montoneras y heroínas.
RAMÓN NORIEGA TORERO
 
3. Semblanza de Georgette.
LIDIA VÁSQUEZ RUIZ
 
4. Significado y trascendencia de Georgette.
WALTER VÁSQUEZ VEJARANO
 
5. Declamación de poemas de Georgette.
AMELIA MELGAR VÁSQUEZ
 
6. Poemas de César Vallejo a Georgette.
FREDERIK SOTOMAYOR
 
7. Canto de amor y esperanza
de César Vallejo y Georgette Philippart.
ERIBERTO GALINDO
 
8. Lonche de fraternidad
 
VIERNES 4 DE DICIEMBRE. 6.30 PM.
MANCO CÁPAC 440. INT B. MAGDALENA DEL MAR.
Cuadra 29 Av. Brasil, para el lado de San Miguel
Entre Jr. Amazonas y Jr. Huamanga. (El timbre
está al lado derecho sobre una caja de correo).
 
*****
 
24 DE NOVIEMBRE
 
 
UN LIBRO
QUE ES LLAMA
VOTIVA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
PLUMAS MAESTRAS
DE ANCASH:
ESCRITORES Y AEDOS
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
Desde el domingo 25 de octubre del año en curso, 2015, en que se hiciera su lanzamiento editorial en Lima, se viene presentando en diversos escenarios la obra "Plumas maestras de Ancash: Escritores y aedos" de Olimpio Cotillo en el cual tengo el honor de haber escrito el prólogo de presentación que en parte reproduzco a continuación:
 
1. Globo
terráqueo
 
El sabio Julio C. Tello reconocía que al pie de las moles graníticas y en los abruptos y encantados repliegues de la cordillera de los Andes en lo que hoy es el departamento de Ancash entretejido de valles, cañadas, repechos; como de colinas sinuosas, arrecifes escarpados y picachos de nieves eternas; parajes cautivantes donde florecieron asombrosos conglomerados humanos que dejaron muestras de su esplendor en vestigios como Caral, Sechín, Nepeña, La Galgada, Recuay, Chavín, Rapayán, Wari, y tantas otras muestras colosales de su magnificencia.
Por coincidencia también Ancash tiene la geografía más bella y grandiosa del planeta Tierra, que combina el clima tropical con el gélido; una extraordinaria flora y fauna que se extiende en valles y planicies, por cerros abruptos y colinas floridas, lagunas y cascadas verde azuladas, cañones exuberantes como cordilleras ásperas de albo granito que reverberan en la alborada.
Y tanto como el paisaje y su geografía es el hondo sentimiento humano de su gente que es el embrujo mucho más espléndido que el que ofrece su naturaleza. La nobleza de sus moradores supera el verdor de sus espigas y el de su sol radiante que todo lo dora componiendo uno de los escenarios más impresionantes del globo terráqueo.
Y así como sus culturas, su paisaje y su don de gentes es bastante reconocida la prestancia de las letras ancashinas, en gran parte animadas e impulsadas por la substancia de las culturas ancestrales que en su suelo florecieron.
 
2.  guías
y maestros
 
Donde es proverbial el sustrato de mitos, leyendas y cuentos folclóricos que alientan su vida cotidiana y estructuran la idiosincrasia de esa región henchida. También por la historia convulsa, intensa y apasionada en que con frecuencia se ha visto envuelta, como por la sensibilidad y la conciencia social e histórica, siendo símbolos de esta gesta los héroes legendarios de esta región, como Pedro Atusparia y Luis Pardo.
Se sabía acerca de la profusión y calidad de dicha literatura. Sin embargo no teníamos la visión panorámica que permitiera apreciarla integralmente y en toda su magnitud. Y he aquí lo interesante del aporte de Olimpio Cotillo en su obra, de poder verla ahora reunida en un corpus organizado y panorámico, y admirar su riqueza, su variedad y su excelencia.
Acometer un trabajo como este, como lo ha realizado su autor, ya es un acto de arrojo, de coraje y osadía. Y en la dimensión de dicha intrepidez son los resultados obtenidos, de una obra que resulta fundamental, tanto que lograrla supone una cuota muy alta de desvelo, tesón y sacrificio, valores imprescindibles para saber sopesar, equilibrar y poner todo en su justa medida como es uno de los primeros logros y aciertos aquí alcanzados.
Hacer una obra como esta significa devoción y consagración totales a la tierra, a nuestra heredad. Significa querer legar lo mejor a las generaciones futuras. Significa ser guías, maestros y conductores de pueblos.
 
3. Región
pródiga
 
La importancia de este libro es fundamental porque principalmente fortalece la identidad regional, haciendo más visible el ser colectivo de una región decisiva en nuestro país. Porque conocer sus vicisitudes es al final de cuentas conocernos cómo somos nosotros mismos, y de ese modo nos permite tomar conciencia de cómo somos todos y de qué modo y hacia qué derrotero avanzar.
Literatura que significa adhesión, compromiso y filiación a un ámbito y espacio cultural determinado y que en el caso de la región de Ancash deviene en mítico y en sagrado.
Porque son peculiaridades regionales de esta literatura, como tendencias generales: su compromiso social, su raigambre y entrelazamiento con lo más genuinamente humano; y por las relaciones que establece con el mundo ancestral. También por la relación tan estrecha que establece con la naturaleza. Y por ser solidaria con el dolor de la gente de base, humilde y verdadera.
Porque con todo ello de lo que se trata es de fijar bien nuestras raíces y nuestros cimientos para poder sostenernos con firmeza y rastrear con la mirada y con los brazos nuevas rutas siderales e identificar luceros en el firmamento.
El libro "Plumas maestras de Ancash: Escritores y aedos"  afirma algo importante de fijar y alentar, cuál es nuestra identidad y el ligarse a la tierra de origen, visualizándose en esta obra el proceso literario de una región pródiga en escritores.
 
4. Textos
valiosos
 
Por dichas razones en nuestro país es importante afianzar las literaturas regionales porque de ese modo se plantea renovar la visión y el panorama de la literatura nacional y del arte en general.
Pensar la literatura a partir de las literaturas locales es insoslayable a fin de invertir la pirámide; porque es el modo magistral de poner sobre la mesa la brújula que permitirá orientarnos eficazmente y adoptar las mejores decisiones reconociendo que la literatura es un prisma y un poliedro. Significa organización,  conciencia e identificación.
Pero no solo ese es el mérito que reúne una obra como esta que integra un panorama extraordinariamente rico de autores y textos representativos, sino que es una obra que lo que hace es, abarcando cien años de la tradición literaria regional, rescatar el patrimonio cultural de Ancash depositado en su literatura, abarcando además multiplicidad de géneros y temas.
Ya es un resultado meritorio el que esta obra sea un compendio, una recolección de textos valiosos. Pero lo es más y con creces si es que asimismo se hace como aquí se cumple un aporte crítico y un recuento minucioso de la obra publicada por cada uno de los autores seleccionados, lo cual constituye un rescate importante para la memoria de lo que nunca debe perderse.
 
5. La flor
y su raíz
 
Las literaturas regionales están más pegadas a la vida, a la realidad, a los problemas del aquí y del ahora de una sociedad. Y que solo es posible urdirlas en historias cuando la hacen autores insertos profunda e intensamente en su medio.
Como es el caso de Olimpio Cotillo su autor, quien vive inserto en Huaraz, hecho que le permite alcanzar un conocimiento cabal, e informar desde dentro, como lo hace él cuyos enfoques críticos corresponden directamente a la realidad que vive y desde la cual extrae perlas primorosas de textos inhallables.
Constituyen su galería de autores poetas y narradores de aldea que han conquistado el mundo. Por eso proclamo aquí, que este es un eje, un volcán y un hoyo promisorio y fecundo. Valiendo en este punto la referencia de César Vallejo quien expresaba que lo que más admira en la planta no es la flor sino la raíz. Y los textos de esta antología son raíces aunque parezcan flores.
Así, la acción de Olimpio Cotillo es poner las bases del cimiento de lo que será un futuro mucho más promisorio de las letras ancashinas, siendo ya lo logrado una realidad ostensible en obras y autores, pero que lo será mucho más en el futuro.
Trabajar en el cimiento de la casa o del muro es lo importante y esto es lo que él hace, donde el personaje central y protagónico de esta obra son los libros publicados por los autores antologados.
 
6. Fe
en el porvenir
 
Hay un componente importante de afirmación regional que mientras más las fortalezcamos ha de ser mucho mejor; por ser visiones integradoras que le dan coherencia a un conjunto de obras y manifestaciones literarias que han surgido dispersas.
Realizar esta obra pone de manifiesto la profesión de fe de su autor hacia su tierra, el apego que guarda por las entrañas de su tierra natal, de suscribirse como un ser extasiado y enamorado de su comarca nativa, y de la aspiración a concretar los cambios que la engrandezcan aún más en su presente y en su futuro.
Porque, ¿para qué se escribe? ¿Acaso para el conformismo o la rutina? ¿O más bien para el cambio y la transformación? ¿Acaso para solazarnos con los males que nos aquejan? ¿O para cambiar de raíz esta situación?
El escritor indudablemente está en contra de todo lo que está mal y hay que cambiarlo. He allí la moral de obras como esta, donde los textos son mixturas. donde todo se combina: poesía, narrativa, teatro, crónica periodístico literaria, cuados de costumbre y en donde encontramos el mejor palpitar, el mejor sentir y los mejores latidos de una región transida como es Ancash.
Libro que desde ahora es lámpara votiva de fe en el porvenir de una región como es Ancash, y al serlo de esa región importante lo es de nuestro destino en general.
 
7. Banderas
izadas
 
Obra que nos llena el alma de regocijo, nos cola del aire transparente, lúcido y fragante de aquella tierra providencial. Y es que Ancash es esencia y es ámbito cultural, es horizonte y sonda que se hunde; es densa e intensa lluvia creadora, amplia y profunda raíz hacia el fondo de la tierra, como también follaje que se eleva hacia el cielo y hacia la eternidad.
Por tales razones agradezco a su autor el honor que me fuera conferido para prologarla. Porque hacer la presentación de un libro como este es salir a esperar a un puerto una nave que hace muchísimos años, siglos y milenios viene y llega inhiesta.
Partió desde una rivera remota enrumbándose hacia un futuro desconocido y soñado de un mañana borroso, anhelando como una imagen indecisa y titubeante llegar algún día hacia aquel puerto distante que somos nosotros quienes recibimos esta obra en esta ensenada, el día de hoy en que llega esa nave con todos sus pendones y sus banderas izadas.
¡Qué bueno que todo esto se plasme en un libro que arriba a su orilla y a su puerto hoy día, en una travesía de navegación por lugares ignotos! ¡Qué bueno que lo recibamos con los brazos abiertos y como se merece por su esmero, por su entusiasmo y su trascendencia!
 
 
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