jueves, 15 de enero de 2009

EXTRAÑA

Se diluirá en la creciente liberación del olvido
I

Jamás deseé abordarte
Hallarte en un mundo reducido de cenizas
Conocer sin ningún criterio la sensación de tus indicios
El discurso perpetuo de tus pasos
Y si lo hice
a pesar de las voces perturbadoras de la noche
Del vacío que dejan los encuentros
en la concesión de lo improbable
Fue para reconocer
Que el desconcierto también tiene sus vergüenzas
Y la incomprensión su lado vulnerable

Nunca supe que las sales surgían del fondo inaudito del otoño
Ni que las gaviotas volaban por paciencias insensatas
O si eras real o parte lentísima del tiempo
O una trampa prediciendo el fuego sin retorno del camino
Solamente cuando te vi
anónima y extraña
lenta y concesiva
En los estertores del crepúsculo
Al pie del mar llena de promesas incumplidas
Me di cuenta que el mundo estaba hecho exclusivamente de palabras
Pesadillas
Y temores


II

Olvidar no es mirar un árbol o tus ojos
En la calidez de la locura
Tampoco comprender la conmoción de los cansancios
Entre los relámpagos afectados inútilmente por la lluvia
O estas palabras que se nutren como seniles telarañas
En los suburbios inalcanzables de los muros
Mientras el sol incendia las incertidumbres de mis pasos

los agujeros confusos de la estrella
los vaivenes desmesurados de la injuria
los sortilegios irreflexivos de la pena

Pero así es la incomprensión de los estigmas en el agua
El abandono de los encuentros en las partículas ignotas de la nada
Los olvidos miserables ahogándose en la proximidad de la intemperie
Haciendo de la premonición de los recuerdos
La única sequedad capaz de descifrar
El silencio más absurdo en la infidelidad de las mañanas

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