Con ocasión del Centenario del Nacimiento de Georgette de Vallejo, se han publicado libros sobre su biografía, así como sus poemas. Pero debería descansar junto a Vallejo, en París.
La ciudadana francesa Georgette Marie Phillippart Travers, esposa del poeta César Abraham Vallejo Mendoza, nació a las 19 horas del 7 de enero de 1908, en el distrito 14 de París. Después de vivir con sus abuelos en la región de Bretaña, regresó a París para radicar en la rue Moliére N˚ 19, en un pequeño departamento situado en el cuarto piso. Conoció a Vallejo en 1926 cuando el poeta convivía con Henriette Maisse, quien lo salvó de una de las tantas crisis que sufrió en París. Pero en mayo de 1930 viajaron a España y desde entonces Georgette unirá su vida para siempre a la de Vallejo.
Las biografías publicadas han permitido conocer mejor a Georgette, pero sobre todo ratificar su desvelo y pasión para custodiar los originales que Vallejo dejó a su cuidado. Ahora se puede decir que mucho de lo que se conoce de Vallejo se le debe a Georgette. Es verdad que hay una especie de oscura leyenda que una persona intolerante.
Fernando de Szyszlo quien la conoció de cerca ha dicho: “Georgette Vallejo era una persona compleja, difícil, al mismo tiempo era una persona de una sensibilidad a flor de piel, de un profundo sentido crítico para la poesía, para la que además, tenía grandes dotes como lo prueba su hermoso libro Masque de Chaux. Su misantropía, su timidez, escondían un alma vulnerable, generosa, que defendió con pasión la imagen del poeta al que dedicó todo su vida”
Es verdad que la poesía de Georgette no ha sido celebrada ni merecido los juicios que recibe el cholo Vallejo, pero trasunta una honda sensibilidad y un fino humanismo sin fin. Si no, leamos el Poema titulado: He aquí que regreso. He aquí que regreso tu última primavera / los árboles florecidos / tan blancos / que se quisiera ofrecerlos a la muerte / Allá brilla el sol / como en los días de tu vida / que un olor a pan caliente / hubiera podido curar / Y desolada / hacia mí se da vuelta tu muerte / encorvando como dulce aullido / mi desesperación.
Entonces, ¿de qué han servido los homenajes y el silencio oficial? Lo más justo es que Georgette Vallejo descanse junto al poeta César Vallejo en París.
No hay comentarios:
Publicar un comentario