martes, 5 de febrero de 2013

ROSINA VALCARCEL : EL OPTIMISMO DE JULIO NELSON


EL OPTIMISMO DE JULIO NELSON / Rosina Valcárcel

de Rosina Valcárcel Carnero, el martes, 5 de febrero de 2013 a la(s) 7:04 ·
El optimismo de Julio Nelson

por : Rosina Valcárcel

Anticona, Piélago y San Marcos

Éramos estudiantes, resplandecía la luz de la tarde en las faldas del nevado Anticona en pleno otoño de 1964. El doctor Javier Pulgar Vidal nos enseñaba las regiones de nuestra geografía –en una excursión que cubría todo el valle del Rímac, hasta los 4 836 m– y en plena ruta Lima-Huancayo inesperadamente me agobió el soroche. Tuve pronta ayuda, tanto de Leoni -mi novio-, cuanto de un joven desconocido.  Una vez repuesta me sorprendieron el caminar firme y la actitud contemplativa, serena, de ese compañero acomedido, joven esbelto, quien silbaba la hermosa melodía  rusa  “Dos guitarras”.

Volvimos a coincidir días después, y dialogamos en la senda hacia la vivienda universitaria: era el poeta Julio Nelson,  sólo tenía veinte años. Desde aquella pureza infinita de la primera nieve peruana que yo veía, hasta hoy, nuestra existencia ha atravesado, en casi cinco décadas, bellos parajes intensos como el que nos mostrara aquel maestro en el terreno; amén de ideales, valores, praxis; colegas, discípulos; sueños revolucionarios, realidades políticas; poesía intensa; prosa ágil. En esta  travesía extensa hacia la tierra del anhelo (título suyo) nos acompañaron soñadores diversos: Juan Ojeda, Guillermo Cúneo, Hildebrando Pérez Grande,  Juan Cristóbal, Carlos Henderson, Marco Alcántara (MAOC), Marco Zapata, Edgardo Tello,  Rodolfo Hinostroza, Danilo Sánchez Lihón (Fredy), Hernando Núñez Carvallo, y él (entonces su seudónimo era Nicolás), en la cubierta del barco que nos lleva inexorable. En ese grupo no había más mujeres que yo (acaso, para muestra bastaba un botón).

Este núcleo de poetas asiduos a Piélago estaba unido por el paradigma en que se convirtió el poeta y guerrillero Javier Heraud. Para nosotros su caída (nombre eufemístico de la muerte por asesinato) fue un trauma, no obstante el optimismo juvenil recibió aliento de los mismos hechos que a él lo llevaron al sacrificio: la Revolución Cubana y la esperanza de la liberación nacional; aspirábamos a crear un socialismo en Latinoamérica.

Las aulas de San Marcos fueron un prisma que nos mostró, reunidas, las almas del país; sensibles al acontecer nacional, no fuimos sólo receptores del discurso marxista, algunos intentaron la creación heroica y la posición ético-ideológica como respuesta al reto planteado por la insurgencia campesina y obrera. La Generación del ‘60 tuvo acogida en –Haraui– la pulcra revista de poesía  que impulsaba el maestro Francisco Carrillo. De otro lado –Piélago–, el órgano que dirigían Hildebrando Pérez y Ricardo Ráez (narrador) difundió la creación literaria y motivó la reflexión y discusión intermitente y a ese estímulo contestó con su inflamado verso Julio Nelson.

Libros y revistas

El atractivo de una relación grupal radica en compartir vivencias y  hallazgos, y a menudo esto se refleja en las lecturas en común. Julio, era uno de los seres “con ángel” para conseguirlas. En cada encuentro nos sorprendía con novedades: me reveló los libros que daba a luz, en Buenos Aires, por ejemplo la Compañía General Fabril Editora de la que recuerdo Poesía precolombina y Poesía china (1); obras de autores de Francia, Bélgica, Lituania, Portugal, Italia, etc. como: Antología poética y CrónicaPalabras y Una temporada en el infierno, de Saint-John Perse, Jacques Prévert y Arthur Rimbaud, Poemas de Henri Michaux; Antología poética de  O. W. De Lubicz Milosz; Poemas de Fernando Pessoa; Antología de Giusseppe Ungaretti, respectivamente. Los integrantes de Piélago no sólo devoraban ávidos la riqueza de estos libros audaces, anticonformistas, innovadores, sino que los poemas elegidos se recitaban en el idioma original (y con traducción simultánea), para deleite y vuelo de la tribu y simpatizantes, pues Julio desde entonces era políglota y tenía una voz bellísima.

Casa de la poesía y bohemia

Aparte de los espacios brindados por la universidad de San Marcos, la legendaria “Casa de las poesía”, ubicada en la bajada de baños de Barranco, era lugar de encuentro, tertulia y festejo. Ahí confluían pintores, músicos, periodistas, narradores de toda estirpe y, principalmente, bardos del 60 (y algunos aprendices como yo). César Calvo y Arturo Corcuera tenían a su cargo dicho territorio liberado, también frecuentado por Juan Gonzalo Rose. Pude ver a Rodolfo Hinostroza danzando música de Bach o a Yvo Pérez Barreto riendo a carcajadas. Durante varios amaneceres, algunos como Julio Nelson, Hernando Núñez y yo tarareábamos ardientes canciones de la Guerra civil española: “Si me quieres escribir ya sabes mi paradero, Brigada Internacional, primera línea de fuego...”.

En otras circunstancias Julio cantaba divinas letras de Charles Aznavour .
La bohemia era parte del vivir cotidiano. Nos dábamos cita en el café “Versalles” de la plaza San Martín; en el chifa “Wony” de la calle Belén; en el tradicional “Palermo” y en el popular “Chino-chino”,  bares de Colmena, a pocos metros del Parque universitario.

El poeta y algunas de sus influencias

A fines de 1965, la poeta argentina Halma Cristina Perry y yo fundamos la revista Kachkanirajmi, con el apoyo de Ricardo Silva Santisteban, Armando Rojas y Ramón Aranda. Al convocar a Julio, con su humildad característica acepta escribir pero consignando sólo sus iniciales, y para la sección “Cuarto de estudiante” redacta un comentario elogioso sobre Consejero del lobo de Rodolfo Hinostroza, ahí expresa su entusiasmo por la rigurosa estructura de la poesía inglesa contemporánea.

Julio nació el 20 de octubre de 1943 en Iquitos, por ello no resulta casual que en su juventud alumbrara bellos poemas que exaltan el misterio y esplendor de la naturaleza como los pioneros textos de Rimbaud. Tampoco es por azar que reciba influencia de la poesía inglesa, en especial de Elliot y Pound. Sus amigos y lectores estábamos contentos con los logros de su poesía. El propio Nelson, en plática posterior, reconoce que “Tierra del anhelo” nació bajo el clima mencionado (2).

Cuando Julio se aproxima a la poesía china, repara en que tanto por su extraordinaria concisión como por su sencillez y capacidad expresiva, era la más adecuada para manifestar líricamente los intereses y los sueños del pueblo. La poesía de Mao Tse Tung, el Viejo de la Montaña, era la muestra más evidente, a él Julio le dedica  El otro universo. Coherente con sus ideas asume una praxis social de compromiso; vive, sufre y goza la grandeza del paisaje, la humildad del pueblo ancashino y su coraje para enfrentar la adversidad, experiencia fecunda, que procesa y se ve reflejada en su poética, sin rudeza en el verso, ni en la imagen o la metáfora. Por ello en su primer libro Caminos de la montaña, editado en Octubre de 1982, se advierten sabiduría y lirismo a raudales.

La fuerza expresiva de Cavafis también impacta profundamente a Julio y fruto de esta influencia, más aquella síntesis de las formas exteriores de la poesía oriental, compone “Oh viajeros”, el último capítulo de su primer poemario. Al igual que el poeta griego, Nelson trata temas intimistas e históricos, en pos de la libre manifestación del espíritu.

Comentarios

A propósito del primer poemario Hildebrando Pérez Grande afirma: “Poesía distinta en el tono, en la intención crítica, en el gozo de la palabra exacta. Territorio verbal donde la inteligencia y el corazón confluyen sin aspereza alguna, dando lugar a un río de imágenes que nos revela el mundo que el desamor o los más oscuros intereses  habían postrado en el olvido” (3).
A su turno Juan Cristóbal anota: “tiene una rara virtud: la de sobrecogernos y embriagarnos con la plasticidad y colorido de sus poemas. No es, sin embargo, poesía descriptiva o paisajista como insinuara crítica de por medio, sino que Nelson se apoya en el paisaje para cantar la esperanza y el dolor o la desolación del hombre... ha sabido captar lo cotidiano de la vida y expresarlo con un aire bastante fresco, de una sabia experiencia vivida” (4).

Jaime Losada advierte que “hay artistas que despliegan fogonazos de optimismo frente a la vida y el futuro, aquellos que de manera explícita o mediante resonancias asociativas, connotan actitudes y valores avanzados del hombre de nuestro tiempo –Nelson es uno de ellos- ejemplo el poema “El sueño de Sancho” (5).

Nelson asume una actitud auténtica –distinta a la de otros escritores- cuando habla sobre el campesino y poetiza su idiosincrasia. En Curso de realidad, Ricardo Falla y Sonia Luz Carrillo, ubican la poesía de Nelson dentro de la tendencia del Realismo artístico como respuesta ideológico-poética al contexto social de 1968-1980, aproximadamente (6).

En 1994 cuando Arteidea editó El otro universo (7), nuestra amiga Jacinta desde su carretilla, llena de cariño y humor nos envió estas líneas:
“Siempre que lo veía pasar grandazo, serio, lleno de papeles y citandoalguna frase célebre en su respectivo idioma original, pensaba: pucha, este casero tira su cultura. No me equivoqué. Hace unos días pasó, se detuvo y me obsequió nada menos que un ejemplar de su libro El otro universo, que sin duda llega a nuestro corazón de andinos. Leerlo fue volver a sentir el viento fresco que baja de la montaña, el silencio de la noche helada, la solidaridad de los habitantes de ese otro universo, el nuestro. Ahorita no podría decir cuál poema me gustó más, creo que todos me gustaron por igual, sólo diré que al voltear la última página se vino a mi mente una frase del gran José Martí: Pinta tu aldea y serás universal” (8).

Está circulando Summa Poética (Arteidea, 2002), la reunión de la poesía de Julio Nelson publicada entre los años 1982 y 1994. Por tal motivo he hilvanado este apunte del contexto sociocultural que rodeó la vida del autor.

Amistad auténtica

La amistad "platónica" como el amor es auténtica y es eterna, y no es exlusiva pues es afecto puro, ternura, pureza y simpatía, trasciende en tanto los sentidos de posesión no tienen cabida. Verificamos que la relación amical entre dos seres que cultivan la pasión creadora, la música, los viajes, el recuerdo vivo de amigos difuntos, y los valores, como Julio y esta peregrina, la  rebeldía aún, terca, es insensata, la adversidad es una, pero nosotros somos dos, contra el mundo.


Notas

(1)        Selección Miguel Angel Asturias, y, María Teresa León y Rafael Alberti, respectivamente.
(2)        En entrevista que hice en 1989 para la investigación, aún inédita: “De Heraud a Verástegui: una poética de optimismo y frustraciones”; UNMSM; con el apoyo de Manuel Mosquera, Jorge Castillo (antropólogos) y Beatríz Suárez (fotógrafa).
(3)        “Panaorama desde el puente: Camino de la montaña”. En: Puente, Lima, # 8.ene. 1988, p.57.
(4)        Juan Cristóbal, seudónimo de José Pardo del Arco. Comentario a Caminos de la montaña. EnTierradentro, Lima, ediciones La fragua, año II, #2, 1984, p.323.
(5)        “El nuevo carácter en formación del arte y la cultura en el Perú”. En: Tierradentro:  Lima, La fragua, año V, # 4, jul. 1987, pp. 323-343.
(6)         Curso de realidad (proceso poético 1945-1980), Lima, 1988, pp. 271 y 512.
(7)          Gracias al poeta Jorge Luis Roncal y a la iniciativa compartida por Balmes Lozano y esta cronista.
(8)        Jacinta es el seudónimo de Luz María Hakansson. Entonces tenía a su cargo una columna en el diario La República,  junio, 1994.


 Versión final: Verano, 2013.


NELSON O LA EROSION TELURICA


 por: Rosario Rivas Tarazona


Ciudades y Comarcas: El Movimiento de la Tierra

La construcción de la naturaleza se sustenta en la presencia energética de los elementos y la luz. El movimiento y la luz dinamizan la actividad natural generando un espacio propio. En el caso, de la sección "Tierra de Anhelo" (CDM), la naturaleza se instala en los dominios de la memoria y el espacio maravilloso, entendido este último por la convivencia con lo material y la diseminación del deseo. Es a partir de la memoria, desde donde lo subjetivo reconstruye su participación del mundo. La noción de espacio maravilloso atiende a un estado de cosas presentes, pero al mismo tiempo involucra la aparición de un estado de ánimo sugerido antes bien por una atmósfera, donde las imágenes se dispersan y condensan.

"Se quedaron inmóviles igual que una montaña.
Pero aquí no hay montañas, sólo una vasta llanura
de plantas, cruzada de ríos".

(...)

"Levantas la vista hasta pegar la nuca al espinazo
y divisas los nevados. Y la delicia del esfuerzo
en las parcelas. El incendio del firmamento en la inminencia
de la noche".

Lo histórico se instala, tras una previa interpolación, con la atmósfera pero con una integración elaborada por la función metafórica de la memoria. Aquí se pone en ejecución la conciencia a modo simultaneo con la contemplación. La lucidez de la vivencia reconstruida se desprende de la implicancia y la contradicción resuelta en la consagración de la vida rural y la totalidad fusionada a sus propiedades cíclicas y comunitarias. El corpus cultural del yo poético también interviene en el foco integrador, dado que también conforma sus reminiscencias. Tal integración es realizada y actualizada por la experiencia del presente como recorrido, migración y movimiento.

La atmósfera, donde se hacen presentes los elementos, se sacraliza conjuntamente a la vivencia del espacio rural. Del territorio, fértil y fecundo, surge y se propicia lo religioso (numinoso) y lo sagrado. Más adelante desarrollaremos la noción de temporalidad, por ahora es importante destacar que el desplazamiento por el espacio natural conlleva la idea de la trayectoria irreversible. El espacio va quedando vacío, se
va convirtiendo en un territorio ajeno, donde cada gesto y acto se plantea paulatinamente bajo el fondo de un rito de pasaje.

"Estoy tumbado a las sombra de una casa de palmas. Afuera
el Amazonas fluye despaciosamente desde hace miles de años,
reverbera formas luminosas, responde con luz la luz, silenciosamente.
Una sucesión de plantas recorta el horizonte.
Más allá la inmensa lejanía".

(...)
"De la Cordillera Azul viene una brisa perfumada.
Veo otra vez los caminos roturados por millares de pisadas.
Evoco esos sagrados momentos, y los sentimientos del pueblo
que inspiraron a mi amigo: el país del melocotonero en flor".

El dominio privilegiado de la memoria convive con la experiencia adquirida y el proceso de aprendizaje. En la sección "Itaca" (CDM) ingresamos a un momento decisivo para fundar el discurso poético como proyecto cultural. Aquí se acude insistentemente a la presencia del tu colectivo. En más de una ocasión, tal interpelación no evita el reconocimiento de la comarca oral, ejerciendo por su parte una multivocalidad, insertando las voces de otros, y aseverando un discurso colectivo, mediatizada por un sentido polifónico. Para este plano del proyecto, la voz colectiva se concibe como movimiento matriz y el horizonte de significación ya no se instala en el espacio natural, sino en la acción histórica.

En esta dimensión, la vida va imponiendo sus propios límites. Ya no predomina el sentimiento de nostalgia, sino el de pérdida y abandono, junto a ello, dolor, desarraigo y desasimiento. La anécdota relatada va desplazando a la función metafórica, inscribiéndose en el eje existencial. Curioso que sea en esta fase del proyecto que se revele una tendencia a la poética del cuerpo.

"El genuino manantial del conocimiento
es la practica: lo sublime surge de lo ordinario".

(...)

"Y allí me estaría, escuchando, cerrados los ojos,
el canto del gorrión, el aleteo de los tordos en el alba,
Atento, aguardando la voz del trueno primaveral".

El ímpetu naturalista no se sustrae a la dimensión numinosa, aunque su radio de expansión vaya reduciéndose a lo subjetivo. Lo subjetivo oblicua y oblitera, no sin un rasgo oriental, toda estabilidad del orden moderno. Se relativiza la estructura alegórica, sin exceder el ánimo ético del discurso poético, y multiplica la fragmentación de las acciones,
incluyendo la acción "cero" de la contemplación que se vuelve el nudo y el enfoque de conciencia cotidiana.

La operación metafórica en la sección final “Oh, Viajeros” (CDM) negocia su autonomía desde diversas estrategias en lo cotidiano, reivindicando su posición semiótica, negada y subalterna. En la desterritorialización, que es una sustracción a la identidad cultural por anamnesis, se suscita la presencia de las voces negadas, el transito de lo colectivo a lo individual, el acontecimiento del discurso como poder le posibilita la reconstrucción de un espacio dialógico y recíproco.

Lo cotidiano constituye de tal modo un dominio fiduciario. Este espacio garantizaría el orden de lo vital humano, desde una perspectiva ética



hacia la aproximación del mundo social y el medio cultural. La temporalidad de lo cotidiano es un presente actualizado donde predomina la función metonímica del sujeto histórico. Un individuo, así entendido, esta fundamentado por su praxis social, su noción de bien y de territorio. Todo ello le otorga una representación ante su comunidad.


La Utopía como Universo: La Era de la Carencia

En el itinerario del proyecto poético, hemos llegado a un
punto, sino final al menos, crítico con el discurso histórico.
Si la dimensión de la memoria y la presencia estaban marcando
la acción como plenitud y liberación de sentido (CDM), el paso
de la retensión a la protensión, trajo consigo el retorno a la
poética del cuerpo desde un aspecto deconstructivo. La
ausencia corporal aparece como negatividad y construcción
crítica de la conciencia. Esta conciencia, sea delimitada por
la experiencia de lo cotidiano o por la disforia corporal, se
orienta al bien perdido como objeto ajeno.

"Ocurre así en el mundo
de los hombres y en todo el universo:
la materia se descompone y recompone
sin cesar: es el secreto de la existencia".

(...)

Pero en donde mejor lucías era en las habitaciones;
no puedo olvidarte caminando suavemente
en la media luz, con silencio y serenidad
misteriosos; serenos rielaban tus ojos milenarios
y tu voz cantaba sosegada en la oquedad”.
Presenciamos el signo operativo del tiempo futuro desde lo cotidiano. Extensión y renovación están delimitadas por la praxis social de nuestros valores más tradicionales, cuando no vernaculares. Reciprocidad, generosidad y solidaridad que si no merman en la cultura urbana al menos prodigan lo existencial, devolviendo al individuo a un estado de enajenación constante de su propio hábitat.

El descentramiento de lo vivencial y la experiencia subjetiva inciden en la superficie del territorio. Su erosión no sólo es una huella de la memoria, ni un distanciamiento del bien, sino además, consiste en una inminente situación de fractura social que envuelve a la voz individual y su posición ética en el mundo.

Con su último libro, El Otro Universo, el autor nos ha legado finalmente su testimonio de la pérdida del reino natural. El impacto de la recopilación de este último y Caminos de la Montaña aproxima la trayectoria del discurso social con el discurso crítico de la historia, y la elaboración de un discurso poético con el arduo compromiso por un proyecto cultural. Ello nos devuelve un sentido fundamental para la construcción y análisis de una poética fecunda.

Primavera, 2002.

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