domingo, 21 de marzo de 2010

BESTIARIO POLÍTICO

Gustavo Benites Jara

“¡Oh, padres, sabedlo bien:/ el insecto es intransmutable en hombre, pero mas el hombre es transmutable en insecto!” (Carlos Germán Belli)

Desde que Aristóteles dijo que el hombre es un animal político, diversos pensadores han usado metafóricamente la figura de los animales, en sentido distinto al del Estagirita claro está, para caracterizar la conducta de los políticos o simplemente para exhortarlos a imitar el comportamiento animal, tal como lo hizo Maquiavelo, quien aconsejó al príncipe tener la fuerza del león y la astucia del zorro.

También viene a cuento lo que Cristo dijo a sus discípulos:”sed mansos como palomas pero astutos como serpientes”. ¿Son aplicables estas palabras a los políticos peruanos o de América Latina? Y cuando el Nazareno se refirió al hipócrita y taimado Herodes exclamando: “id y decid a esa zorra”, podríamos preguntar: ¿cuántas raposas hay en nuestra selva política?

Siglos más tarde, Thomas Hobbes afirmó que el hombre es el lobo del hombre. Y, ciertamente, ello se constata a menudo en el comportamiento de nuestros políticos. Pero no sólo los filósofos u otros pensadores han utilizado la figura de los animales, sino también los mismos políticos, los escritores y el pueblo, con su inagotable imaginación. Es célebre, por ejemplo, la sátira que George Orwell hizo al totalitarismo estalinista en la novela “Rebelión en la granja”, donde los animales, encabezados por el Cerdo Mayor, se rebelan contra los humanos.

Cerdos, perros, serpientes, gorilas, ratas, son algunos de los animales que han simbolizado a los políticos en diversos escenarios y en variadas ocasiones.

Gorilas son los militares golpistas y sus secuaces. El último en recibir tal mote fue Micheletti, llamándosele en Honduras y en toda Latinoamérica “Goriletti”. Dinosaurios son aquellos que se quedaron anclados en el tiempo, pretendiendo que sus anquilosadas teorías o prácticas siguen vigentes. Camaleones son los que se mimetizan según el territorio donde se encuentren, es decir, aquellos que adoptan el color del partido, movimiento o frente que presumiblemente es el más fuerte. Halcones son los políticos de línea dura y palomas son los más blandos y dizque más democráticos. Su entorno más conocido es Norteamérica. Los Bush eran halcones, y Obama, paloma. Al final, halcones y palomas conviven y se parecen en más de un aspecto. La naturaleza es infinita, pues produce animales inverosímiles. Borges los habría incluido en su “Manual de zoología fantástica”. Igualmente habría incluido a los “ligres” mexicanos, mitad leones y mitad tigres.

Se les llama perros a los militantes del Partido Comunista del Perú (Patria Roja). Sus enemigos dicen que ladran pero no muerden. ¿Hay otros perros en Latinoamérica? Búfalos agresivos y cobardes son, pero no todos, los apristas, porque atacan en manada. Ratas son los corruptos. Es famoso el apelativo de “rata” que le endilgó Alan García a León Alegría, ambos apristas. Cocodrilos son los políticos que fingen profundos sentimientos e incluso lloran en épocas electorales. ¿Los hay en tu país? ¿No llora tu presidente como lo hace a menudo el nuestro?

Otorongos se les denomina a los parlamentarios peruanos. ¿Por qué otorongos, si éstos son los más fuertes y bellos felinos de América? Tal vez por su lentitud y torpeza aparentes. Es obvio que estas características son metafóricamente atribuidas a nuestros inefables congresistas.

Gusanos son los renegados de la revolución cubana, que se venden o se alquilan al imperio. También hay gusanos, y numerosos, en nuestro país. Serpientes son los políticos venenosos, rastreros y traidores…

En fin, aún falta escribir el bestiario político latinoamericano. Mientras tanto, si hay temporadas de caza y veda para otras especies, también debería haberlas para la fauna política. Más de uno se inscribiría para un día de caza o de fumigación, como un servicio inapreciable de salud pública.

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